lunes, 16 de abril de 2012

Dos naufragios: Titanic y Wilhelm Gustloff

Foto oficial del Titanic
Queridos Cinéfilos:

Como todos sabéis, a las 23:40 del 14 de abril de 1912, en su primer viaje, el Titanic sufrió un muy largo desgarro en su costado de estribor contra un iceberg que no pudo sortear al detectarlo un vigía sólo cuando el transatlántico ya estaba a pocos cientos de metros de la gran montaña de hielo. A las 02:20, ya en el 15 de abril, se hundió salvándose únicamente 705 personas del total de 2.227 que se contabilizan embarcadas. Con toda seguridad, es el naufragio más conocido de la Historia.

El pasado jueves 12 de abril, en la ETSIN de Madrid y organizada por el Colegio de Ingenieros Navales, se celebró una sesión técnica sobre las lecciones aprendidas de los naufragios más destacados y su repercusión en la reglamentación aplicable al diseño, construcción y operación de buques de pasaje con motivo del centenario de la pérdida del Titanic, seguida de un concierto ofrecido por la propia Escuela (que programa anualmente en torno a una docena, no limitados a profesores y alumnos, excelente servicio cultural al que otro día dedicaré un comentario de reconocimiento en estas páginas). El emocionante final del concierto fue la interpretación del himno religioso que la “orquesta” del Titanic tocó desde su cubierta en los momentos finales del hundimiento, mientras que en la pantalla del salón de actos donde nos encontrábamos se proyectaba una secuencia de “La última noche del Titanic” (película británica de 1958 dirigida por Roy Baker que, obviamente, no puede competir técnicamente en efectos especiales y recreación visual con la de James Cameron rodada 39 años después, que es muy buena en esos aspectos, pero sí, y yo diría que ventajosamente, en guión y dramatismo: en la versión antigua no había lugar para una inverosímil historia de amor plagada de personajes planísimamente buenos o malos). A la terminación del himno, aceptando una sugerencia previa, los asistentes abandonamos la sala en respetuoso silencio y sin aplaudir.

Abandonando el puerto en su primer, y último, viaje

La escena del himno "Nearer My God To Thee" con el buque hundiéndose en la versión anterior a la de Roy Baker (la de ésta ha sito retirada de youtube), una película de 1953,  la podéis ver en: 

https://www.youtube.com/watch?v=EUV_YbmHk6Y

y la equivalente en la moderna “Titanic”, se podía ver en:
pero la Fox la ha mandado retirar recientemente.

Sirva esta modesta reseña como emocionado recuerdo dirigido a las víctimas de aquel desgraciado accidente y, especialmente, a los esforzados miembros de la tripulación del Titanic que, según todos las noticias, tuvieron un comportamiento colectivamente ejemplar, quizás un punto más heroico todavía por parte del equipo de fogoneros, engrasadores, mecánicos y oficiales que en las cámaras de máquinas consiguieron mantener funcionando (entonces de forma absolutamente manual y no automática) el servicio de calderas y generación eléctrica, y que así funcionara la iluminación y otros servicios esenciales del barco hasta casi el final, mientras ellos seguían allí abajo. Descansen todos en paz.


El Wilhelm Gustloff antes de la guerra
Pero también quiero aprovechar la ocasión para llamar la atención sobre el que realmente ha sido el más mortífero naufragio de la Historia, aunque no por un accidente: el hundimiento del Wilhelm Gustloff, transatlántico alemán sobrecargado “a tope” con unas 10.500 personas (totalmente imposible dar una cifra exacta habida cuenta las circunstancias: unos 8.500 refugiados civiles, de los que la mitad se estima eran niños, varios cientos de soldados heridos que eran evacuados, unos 900 marinos y 400 auxiliares femeninas de la Marina de Guerra, y 173 tripulantes de dotación del buque) fue torpedeado a las 21:10 del 30 de enero de 1945 por el submarino ruso S-13 cuando salía del puerto de Gotenhafen (hoy Gdynia, actualmente Polonia) participando en la gigantesca operación de evacuación de Prusia Oriental, que acababa de ser cercada por tierra por el Ejército Rojo: se salvaron 1.239 personas (por lo que debieron morir más de 9.200, vamos, seis veces más que en el Titanic). Sobre este hundimiento se hizo una modesta película en Alemania en 1955 (creo que inédita en España) y Günter Grass escribió “A paso de cangrejo”, donde se recoge esta tragedia.

Inútil masacre, amigos, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba ya totalmente decidida. Las últimas horas de la vida de esas personas, escapando de un terrible frente, me parecen más dramáticas aun que las de los pasajeros del Titanic. Del porcentaje de niños muertos, mejor no estimarlo. Descansen en paz.


Tristes historias, amigos, para los que amamos los barcos…. y aún más a las personas.

Manrique

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